domingo, 29 de agosto de 2010

Ahora es cuando


“Como surge de lo expuesto, al conocerse la muerte de David Graiver (el 9 de octubre de 1976) y la quiebra del grupo, las máximas autoridades nacionales del momento tomaron la determinación de liquidar el grupo; para ello decidieron obligar a los herederos a transferir las empresas. En nuestro caso, la Junta de Comandantes decidió que el Grupo Graiver debía transferir el paquete accionario clase A de Papel Prensa S.A. Esto surge claramente, no sólo de las dichos de los integrantes del Grupo Graiver, sino de todas las declaraciones informativas o testimoniales reunidas.”
La cita textual es de hace veintidós años y forma parte del dictamen que firmó el entonces fiscal de Investigaciones Administrativas Ricardo Molinas cuando concluyó el expediente que ya entonces había puesto la lupa sobre la transferencia de acciones de los Graiver en Papel Prensa a Clarín, La Nación y La Razón.(www.pagina12.com.ar)
EL FISCAL Ricardo Molinas fue nombrado por el gobierno de Raúl Alfonsín, y la investigación llevó varios años.
En sus conclusiones cuestionaba la compraventa de Papel Prensa por considerar que había sido forzada y teñida de irregularidades; se dio en un escenario de grandes dificultades económicas para el grupo pero no fue éste el que promovió la venta sino a la inversa, y la oferta a precio vil llegó tras una cadena de advertencias que provenían de los jerarcas de la dictadura.
Propone que se revoquen parte de los convenios por los que se reparó patrimonialmente a los Graiver y gira las actuaciones al Poder Ejecutivo, para que haga su propia investigación, ALGO QUE SUCEDE RECIÉN AHORA, MÁS DE 20 AÑOS DESPUÉS.
Muchas cosas llaman la atención en este tema, en medio de la hojarasca que tratan de imponer los medios hegemónicos, que duda nos cabe que construyen opinión y subjetividades en el conjunto de la población.
Las operaciones de traspaso se produjeron en el contexto de la dictadura cívico-militar más sangrienta de nuestra historia, con su componente de desapariciones, apropiación de niños, “venta” de bienes de los desaparecidos desde los centros clandestinos de detención, lo que se llamó eufemísticamente “botín de guerra”.
Hoy los medios (que fueron cómplices, como cada día que pasa vamos confirmando cada vez más) niegan ese contexto de terror, horror y desesperación que vivió toda la sociedad.
Dos meses después de la muerte de David Graiver, curiosamente ya se habían transferido todos sus bienes, la mayoría de las acciones de papel Prensa a la sociedad FAPEL S.A, una ficción ad hoc, que a los pocos días transfirió lo adquirido a los grandes diarios La Nación (tribuna de doctrina), Clarín (el gran diario argentino) y la Razón (hoy de Clarín).
Es bueno para el futuro que se discutan estos “barros” y que se “contaminen” con la opinión de todos.
Todavía estamos a tiempo.
AHORA ES CUANDO, como dicen los partidarios de Evo Morales.

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