En abril de 1990, mientras se reponía en Estados Unidos, ante su pedido de información, los médicos le dijeron: “Tenemos que decirle que su cáncer es definitivamente terminal. Sólo se puede salvar si seccionamos de la cintura para abajo” Germán le respondió: “No doctor, vivir a cualquier precio no. Yo quiero vivir entero me entiende, entero de alma, de la cabeza, de cuerpo entero, aunque me arrastre en una silla. Y si no hay solución, le agradezco lo mismo. Yo lo pensé antes de venir aquí doctor, si el cáncer me tiene que matar que me mate, pero yo no haré nada para darle el gusto de morirme en vida”. En medio de dolores terribles, siguió luchando. De sus proyectos en diputados resalta la ley que establecía las paritarias para los empleados estatales conocida como ley Abdala, el proyecto de penalización severa de hechos de corrupción, el pedido de suspensión de la privatización de Aerolíneas Argentinas entre otros.
Volvió por última vez al Congreso en su silla de ruedas para oponerse a la privatización de las jubilaciones y para apoyar a Pino Solanas a senador nacional por
frente a la inmensidad de los numerosos picos nevados en el altiplano,nos quedamos sin palabras, y en vez de decir hermoso decimos el vocablo indígena:achachila,abuelo, tiramos una tajada de nosotros mismos sobre la montaña y la convertimos en el abuelo de la especie. Aquí no podemos dividir las cosas en hermosas y feas, sino que se establece la antigua division entre lo sagrado y lo profano. Rodolfo Kusch
domingo, 13 de julio de 2008
Un recuerdo para un gran compañero
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