domingo, 17 de octubre de 2010

La patria sublevada


“Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad…las multitudes continuaban llegando. Venían de las usinas de Puerto Nuevo, de los talleres de Chacarita y Villa Crespo, de las manufactureras de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barracas. Brotaban de los pantanos de Gerli y Avelaneda o descendían de las Lomas de Zamora. Hermanados en el mismo grito y en la misma fe iban el peón de campo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor, el mecánio de automóviles, el tejedor, la hilandera y el empleado de comercio.
Era el subsuelo de la patria sublevada. Era el cimiento básico de la nación que asomaba como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto. Lo que yo había soñado e intuido durante muchos años estaba allí presente, corpóreo, tenso. Eran los hombres que están solos y esperan, que iniciaban sus tareas de reivindicación.”
Raúl Scalabrini Ortiz relató de este modo los sucesos que observó el 17 de octubre de 1945

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