sábado, 30 de octubre de 2010

Ha muerto un justo, ha muerto Nestor Kirchner, llorarlo sería poco, sigamos su ejemplo



Primera vez en estos años, en este ir y venir llegamos a Buenos Aires con el llanto del Caribe y con el llanto del Orinoco para unirnos en el pesar, en el dolor al pueblo argentino, a su Presidenta, a nuestra hermana Cristina, a sus hijos Florencia y Máximo; a todos sus familiares, y a la gran familia argentina, que sentimos nuestra: queridos camaradas Rafael Follonier, tocayo, amigo, señores generales, hombres y mujeres de argentina, periodistas, pueblo argentino, venimos convocados también por esa pasión argentina que fue Néstor Kirchner, convocados por esa pasión surista, suramericana, unionista que fue Néstor; cuánto se nos parece la vida de Néstor Kirchner al título de un buen libro de un gran escritor argentino, de Eduardo Mallea, "Historia de una pasión argentina", eso fue Néstor Kirchner, la historia de una pasión argentina, y más que argentina - permitánmelo - historia de una pasión por nuestros pueblos.

Hace apenas 28 días estábamos, aquí en Buenos Aires, convocados por Kirchner y por Cristina, la UNASUR para levantar nuestra voz, nuestras manos unidas en contra de la pretensión de las fuerzas extremistas de derrocar al Gobierno de Rafael Correa, nuestro hermano Rafael Correa, 2010 que toda una historia fue. Yo venía recordándola un poco esta historia reciente con mis compañeros de viaje, con dos de mis hijas que me acompañan, con el Canciller Maduro, con Alí Rodríguez Araque, con Rafael Ramírez, grandes amigos todos de Néstor, de Cristina, de la Argentina, con el general Pérez Arcay, venía recordando un poco esta historia, llenos de dolor, llenos de pesar, pero al mismo tiempo llenos de una pasión, de una fuerza. Néstor Kirchner llegó en el momento indicado y al lugar indicado y que no llegó él, lo trajo el pueblo argentino y la historia grande de esta tierra, la historia grande de este pueblo,

En el 2002 yo me recuerdo derrocado y apenas levantándonos y resistiendo nuevos embates de las fuerzas imperialistas, de la extrema derecha venezolana tratando de parar el camino de la República Bolivariana de Venezuela y recuerdo aquel año 2003, primero fue Lula, el 1 de enero de 2003 asumió Lula, en Brasilia, yo era entre los presidentes de Suramérica prácticamente un solitario, y más aún decirlo entre los presidentes de este continente un solitario con la única excepción clara, inmensa de Fidel Castro, nuestro compañero Fidel, y llegó Lula y por si faltara poco a los pocos meses llega Néstor Kirchner a la presidencia de la Republica Argentina y comenzamos entonces a abrir el camino este largo - me imagino que el Norte me queda para allá - el camino largo de Caracas a Buenos Aires, no existía ese camino, no existía, habían pasado 180 años desde el abrazo aquel del gran gigante de aquí, que se llamó José y del gran gigante de allá, que se llamó Simón. Uno se fue hacia el Norte con un pueblo hecho ejército; el otro se vino hacia el Sur con otro pueblo hecho ejército y allá se abrazaron en Guayaquil. Hay una carta de José, mi general San Martín, escrita a Simón Bolívar, pocos meses antes de conseguirse en Guayaquil, ya iban a encontrarse y San Martín le dice a Bolívar. "yo quiero que nuestro primer abrazo sea la más grande garantía del futuro para unir este continente, para garantizar para siempre la libertad y la unidad de este continente". A los pocos meses se abrazaban, pero luego lo sabemos, el abrazo de Bolívar y San Martín se fue perdiendo en la distancia, tenían que pasar 180 años para que nosotros - los hijos de Bolívar - viniéramos aquí a abrazarnos con los hijos y las hijas de José de San Martín, para que los hijos y las hijas de San Martín fueran a Caracas a abrazarse con nosotros, los hijos de Bolívar. Y aquí vamos, y hoy nos sorprende el infortunio, pero que importa este camino es así, esta pasión es así.

José Martí, ese grande de Nuestra América, le cantaba a un gran venezolano, muerto por allá por aquellos años, en 1881, José Martí vivía en Caracas y le escribió a Cecilio Acosta una elegía a su muerte y le dice, al final: " (...) ha muerto un justo/ Cecilio Acosta ha muerto/ llorarlo sería poco/ sigamos su ejemplo". Yo hoy parafraseo a José Martí y desde mi corazón adolorido, desde el llanto contenido lo digo: "ha muerto un justo, ha muerto un valiente, ha muerto uno de los más grandes de nosotros, llorarlo sería poco. Sigamos su ejemplo y hagamos realidad el sueño de esta gran Patria unidad y libre". ¡Que viva Argentina y que viva Kirchner para siempre!

1 comentario:

Néstor Dulce dijo...
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